"Vender discos es rentable". Así se expresa José Escribano, dueño de la mítica tienda madrileña Escridiscos, que después de 36 años rodeado de vinilos, ha puesto en venta su negocio para jubilarse e irse a Levante "a jugar al golf".
Esta podía ser la típica historia de una pequeña empresa familiar en España. Sin embargo, este relato tiene truco: Escribano no quiere cerrar sin antes traspasar su negocio como tienda de venta de música, una actividad económica que, según el último informe de Promusicae (asociación de discográficas y productores españoles) sufre "un desplome absoluto".
Apoyado sobre una hilera de discos en su pequeño local del centro de Madrid, Escribano, de 63 años, no niega los datos pero se muestra optimista: "No es tan rentable como hace 20 años, pero alguien con ilusión y ganas puede ganar entre 3.000 y 3.500 euros al mes".
Sin analizar los costes finales o el beneficio, libre de impuestos, el propietario advierte, eso sí, de que la apuesta debe ser en formato de vinilo. "El disco tiene futuro. ¿El CD?, creo que lo dejan de fabricar en un año", dice con sorna.
En este caso y sin romanticismos, los datos de Promusicae sí le dan parte de razón. En 2012 la venta de vinilos aumentaron en España un 13,6% más respecto al 2011; en cambio, la venta de cedés, desde 2005 a ese año, ha caído un 29%.
Esta "retromanía" todavía es frágil pero las reediciones, cada vez más constantes, de discos clásicos de Bob Dylan, The Beatles o Beach Boys, la reaparición de los discos de 180 gramos o sellos como Vinilisssimo, entre otros, desmienten a los agoreros del fin de la reproducción del sonido basado en la grabación mecánica analógica.
Echando un ligero vistazo a la tienda, se abre el apetito musical de cualquier melómano avezado. Cerca de 10.000 discos esconden novedades de la escena independiente -con acceso a descarga digital-, joyas como las grabaciones rechazadas de The Beatles para Decca -89 euros- u "oldies" como Los Teenengers o Los Casinos.
Las paredes de Escridiscos rezuman también historias todavía no contadas. Abierta -primero en el barrio de Moncloa, después en Callao- en el legendario 1977, pronto se convirtió el lugar de peregrinaje de las tribus y los artistas surgidos en la denominada "movida madrileña" que compraban discos importados desde el Reino Unido o clásicos como el primer álbum de The Beat o el "Grandes Éxitos" de Alaska y los Pegamoides.
Allí, dice con orgullo José, se vendieron ediciones originales como el disco "Sticky Fingers" de The Rolling Stones, cuya portada de la entrepierna en vaqueros de Mick Jagger fue censurada por el franquismo.
Y no solo ha sido espacio para coleccionistas o "enteradillos", también ha sido punto de encuentro para el gran público. "El disco que más he vendido es el que más se ha vendido en la historia de la música: "Thriller" (1982) de Michael Jackson. Fue una máquina, se pidieron mil copias de salida y, a los dos meses, cada día traíamos 10 LPs y se agotaban".
Sin duda, eran otros tiempos. "En Madrid había más de 50 tiendas como la mía. Hoy somos cuatro y en el centro de la ciudad. En los ochenta estaban por todos los barrios", dice José, sin olvidar que en los últimos tres años han desaparecidos locales como Commercial Records, CD Drome y el Espacio UFI.
Este avance del desierto cultural, según el dueño de Escridiscos, tiene mucho que ver con la ausencia de un "relevo generacional" en el comprador de música. "He visto a chavales en la puerta del local discutiendo entre ellos y diciendo: "para qué vas a comprar un disco, si la música es gratis"; y eso no es verdad, pregúntaselo a cualquier artista".
Frente a este lento deterioro, Escridiscos practica el optimismo de las tiendas con personalidad propia. Buscan comprador de traspaso para seguir distribuyendo discos en su bolsa de plástico gratuita, caracterizada por los dibujos de la famosa portada del álbum "Supersnazz" de Flamin'Groovies.
A la espera de inversores con corazón y "pasión por esto", José Escribano, junto su pareja Inés Urueña, siguen poniendo novedades en el tocadiscos que reina y gobierna, junto a pósters y portadas de vinilos, toda la tienda.
Un aficionado entra, saluda y se pone a husmear en la sección de música soul. Mueve el pie izquierdo al ritmo del sonido ambiente. José sonríe y concluye: "hay un proverbio chino que dice: desconfía del hombre que no le guste la música". Pues eso.